Carcasona
Carcasona, la ciudad medieval
La ciudad de Carcasona, maravilla del Aude, en el corazón del país cátaro, es Patrimonio Mundial de la UNESCO. Su encantadora decoración, como salida del tiempo, no deja indiferente a ningún visitante. Legado histórico excepcional, la ciudad fortificada de Carcasona fue restaurada en el siglo XIX, en parte bajo la dirección de Viollet-le-Duc. Su temprana clasificación como monumento histórico en 1849 fue responsable de su extraordinaria restauración y de su actual estado de conservación. Rodeada por una doble muralla y con 52 torres, la ciudad alta de Carcasona tiene una silueta única, visible desde lejos desde la llanura del Aude.
Un paseo por las murallas es imprescindible en cualquier visita a Carcasona. Hay una vista excepcional de la Montaña Negra al norte, los Pirineos y toda la ciudad baja al oeste.
Auténtica fortaleza en sí mismo, el castillo de Carcasona está defendido por su propio recinto, un foso seco y una barbacana. Consta de dos mazmorras, ocho torres y una atalaya. Las galerías de madera que protegían el paseo parapetado, llamadas «hourds», generalmente ausentes en los castillos medievales que pueden visitarse hoy en día, fueron recreadas por Viollet-le-Duc a principios del siglo XX. El castillo se puede visitar. Sus salas están decoradas con frescos, enriquecidas con exposiciones y animadas con vídeos.
Obispado desde el siglo VI d.C., Carcasona cuenta también con una catedral: la nave románica, construida en el siglo X, se amplió en los siglos XIII y XIV para convertirse en el actual edificio gótico radiante, Saint-Nazaire-et-Saint-Celse. El antiguo claustro de la catedral alberga hoy un teatro al aire libre, inaugurado en 1908 por los actores de la Comédie Française. Desde 1957, la ciudad acoge un renombrado festival anual de teatro. En todas las estaciones, el lugar está animado por representaciones teatrales, pero también por conciertos de música contemporánea, óperas o ballets.
La ciudad alta de Carcasona, en el interior de las murallas, puede finalmente visitarse libremente, según sus deseos y paseos, entre animadas terrazas en las plazas sombreadas, talleres de arte y artesanía en las calles adoquinadas, museos, restaurantes y numerosos comercios.